

Al entrar en Mar del Plata por el acceso norte, que desemboca en la avenida de la costanera, fuimos recibidos por el magnífico Océano Atlántico, que le otorga una imagen deslumbrante a la moderna ciudad.
Familias tradicionales, artistas, amantes de las 4 x 4, de la pesca, de deportes náuticos y hasta nudistas tienen su lugar en las cálidas arenas que conforman la costa marplatense.
Hacia el sur, desde la playa La Perla, se despliega la vista panorámica del centro de la ciudad. De costas con diseños clásicos, sus balnearios fueron diseñados por el arquitecto Clorindo Testa. Punta Iglesia, Popular, Rambla Bristol, la Playa de los Pescadores, Toscas y el legendario Torreón del Monje se suceden uno tras otro, con todas las variantes para disfrutar al máximo de la estadía.
En Playa Varese, donde se forma una tranquila bahía gracias a la implementación de dos largas escolleras de piedra, se logra desarrollar una interesante pesca deportiva y deportes náuticos.
A continuación se suceden Playa Chica y Playa Grande, con selectos restaurantes para paladares exigentes. Al fondo de este imponente paisaje se descubre el puerto de la ciudad.
Pasando el puerto, donde la oferta gastronómica de pescados y mariscos es la mejor del lugar, se encuentran las playas de Punta Mogotes, con una imagen renovada, sumándose a la oferta de playas y balnearios exclusivos y de moderna construcción, con más de 9.000 carpas con servicios variados.
Finalmente, bien al sur se encuentran playas con médanos, bosques con pinares y aromos. En esta zona los balnearios son de óptima categoría, ofreciendo servicios del más alto y distinguido nivel.
Muchas personas, como nosotros, se disponen a disfrutar de la costa marplatense, de acuerdo a la ubicación del alojamiento.
Voley playero, natación, pelota-paleta y el popular tejo playero se apoderaron de nuestro tiempo al momento de disfrutar de las bondades que Mar del Plata posee.